TAL VEZ ME LLAME JONÁS

Yo no soy nadie:

Un hombre con un grito de estopa en la garganta

y una gota de asfalto en la retina.

Yo no soy nadie: ¡Dejadme dormir!

Pero a veces oigo un viento de tormenta que me grita:

Levántate, ve a Nínive, ciudad grande, y pregona contra ella.

No hago caso, huyo por el mar y me tumbo en el rincón

más oscuro de la nave

hasta que el viento terco que me sigue

vuelve a gritarme otra vez:

¿Qué haces ahí, dormilón? ¡Levántate!

Yo no soy nadie: Un ciego que no sabe cantar.

¡Dejadme dormir!...

Pero un día me arrojaron al abismo,

las aguas amargas me rodearon hasta el alma,

la ova se enredó en mi cabeza,

llegué hasta las raíces de los montes,

la tierra echó sobre mí sus cerraduras para siempre...

(¿Para siempre?)

Quiero decir que he estado en el infierno...

De allí traigo ahora mi palabra.

y no canto la destrucción,

apoyo mi lira sobre la cresta más alta de este símbolo...

Yo soy Jonás.

(León Felipe)

martes, 31 de agosto de 2010

LA MAGIA DEL MICROONDAS

Es verdad que los microondas no tienen muy buena prensa, que si los miramos a cierta distancia parecen sacados de cualquier serie de ciencia ficción y que, entre otros usos sorprendentes,  protagonizan una  escena bastante espeluznante en la película "Kick Ass" 

Pues bien, desde el blog http://panyvarios.blogspot.com os traigo un uso del microondas que al menos a mí me sorprendió.
El tema empieza con una bayeta de cocina maloliente,con aspecto de zommbie y tacto entre babosillo y repelente, vamos, que a poco que hayas visto CSI, te pones los guantes de latex y usas pinzas para acercarte a ella. ¿os ha pasado alguna vez?
¿Qué hacer entonces? Pues recurrir al microondas.
¡Oh!!!!!
Tomamos la bayeta guarrilla, la mojamos con agua fría y la colocamos  bien extendida en un plato hondo, chorreante de agua y unas gotitas de fregaplatos.
Posteriormente la metemos en el  microondas, al máximo de potencia, durante 3 minutos.
Mientras tanto nos tomamos un té verde (Ojo, ha de ser verde, eh)
Sacamos el plato con la bayeta y la dejamos enfriar (de lo contrario nos arriegamos a quemaduras de primer grado). Una vez fría, le damos un buen frotado (si tiene manchas, pues el hervido a secas no se las quitará) y la enjuagamos bajo el chorro de agua.
Y ya.
Tenemos una bayeta totalmente esterilizada, desinfectada y desodorizada.

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