TAL VEZ ME LLAME JONÁS

Yo no soy nadie:

Un hombre con un grito de estopa en la garganta

y una gota de asfalto en la retina.

Yo no soy nadie: ¡Dejadme dormir!

Pero a veces oigo un viento de tormenta que me grita:

Levántate, ve a Nínive, ciudad grande, y pregona contra ella.

No hago caso, huyo por el mar y me tumbo en el rincón

más oscuro de la nave

hasta que el viento terco que me sigue

vuelve a gritarme otra vez:

¿Qué haces ahí, dormilón? ¡Levántate!

Yo no soy nadie: Un ciego que no sabe cantar.

¡Dejadme dormir!...

Pero un día me arrojaron al abismo,

las aguas amargas me rodearon hasta el alma,

la ova se enredó en mi cabeza,

llegué hasta las raíces de los montes,

la tierra echó sobre mí sus cerraduras para siempre...

(¿Para siempre?)

Quiero decir que he estado en el infierno...

De allí traigo ahora mi palabra.

y no canto la destrucción,

apoyo mi lira sobre la cresta más alta de este símbolo...

Yo soy Jonás.

(León Felipe)

domingo, 12 de junio de 2011

Y la muerte no tendrá dominio

Y la muerte no tendrá dominio
Los desnudos muertos serán uno solo
con el hombre en el viento y la luna del poniente;
cuando los huesos sean descarnados
y los descarnados huesos desaparezcan
tendrán ellos estrellas en el codo y en el pie;
aunque se vuelvan locos estarán cuerdos;
aunque se hundan en el mar volverán a salir;
aunque los amantes se pierdan el amor no se perderá;
y la muerte no tendrá dominio.
Y la muerte no tendrá dominio.
Bajo las ondulaciones del mar
aquellos que yacen largamente no morirán en vano
aquellos que se retuercen en los potros 
cuando ceden los tendones
amarrados a una rueda, 
no serán sin embargo quebrados;
la fe en sus manos se partirá en dos
y los unicornios atravesarán los sentimientos rotos
hasta que al final ya no crujirán más;
y la muerte no tendrá dominio.
Y la muerte no tendrá dominio.
No podrán las gaviotas gritar en sus oídos
ni las olas romperán ruidosas contra las playas.
Aunque no broten las flores donde antes brotaron
ni levanten ya más la cabeza al golpe de la lluvia;
aunque estén locos y muertos como clavos
las cabezas de los cadáveres 
martillarán las margaritas
y estallarán al sol hasta que el sol estalle
y la muerte no tendrá dominio.

Dylan Marlais Thomas

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