sábado, 11 de septiembre de 2010

FELIZ AÑO 5771

El jueves pasado Israel celebró el Rosh Hashaná, el Año Nuevo. Esta fiesta dura dos días,  commemora  el final de la creación del universo  y abre la puerta a un mes plagado de fiestas, que muchos aprovechan para viajar al extranjero o disfrutar del país y los últimos coletazos del caluroso verano.
Aunque la Biblia señala como primer mes del calendario hebreo el de nitzantishrei (septiembre-octubre), cuando se considera que Dios creó el mundo y al primer hombre: Adán. (marzo-abril),  la tradición ha acabado desplazando la celebración del Año Nuevo al mes de
Según ese cómputo, la vida en la Tierra echó a andar hace 5.771 años.
Dice la tradición mosaica que en Rosh Hashaná Dios juzga a los hombres.
La festividad se abre al atardecer de la víspera con el sonido del shofar, trompeta ritual hecha con un cuerno de carnero, que llama a la reflexión, el arrepentimiento y el examen de conciencia.
En las cenas familiares se toman alimentos simbólicos que invocan la abundancia y la dulzura que se espera del año venidero:  granadas,  dátiles, manzanas con miel y el padre de famila,  cabezas de pescado.
En las sinagogas se ofician servicios matutinos y vespertinos.
Parte del ritual de Rosh Hashaná consiste en ir al mar, a un lago o a un río, para vaciarse los bolsillos o tirar migas de pan en un cauce de agua. Este acto simboliza la purificación de los pecados. Se arroja el lastre moral del último año y el devoto vuelve a casa limpio y regenerado.
Pasados los buenos deseos expresados con el shana tova, feliz año, a los israelís les quedan tres semanas de fiestas, con alternancia de días laborables y feriados. A Rosh Hashaná le sigue el Yom Kippur o día del Perdón, que deja paso al Sukkot, la fiesta de los Tabernáculos, para cerrar el mes, el 30 de septiembre, con el Simhat Torah.

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