TAL VEZ ME LLAME JONÁS

Yo no soy nadie:

Un hombre con un grito de estopa en la garganta

y una gota de asfalto en la retina.

Yo no soy nadie: ¡Dejadme dormir!

Pero a veces oigo un viento de tormenta que me grita:

Levántate, ve a Nínive, ciudad grande, y pregona contra ella.

No hago caso, huyo por el mar y me tumbo en el rincón

más oscuro de la nave

hasta que el viento terco que me sigue

vuelve a gritarme otra vez:

¿Qué haces ahí, dormilón? ¡Levántate!

Yo no soy nadie: Un ciego que no sabe cantar.

¡Dejadme dormir!...

Pero un día me arrojaron al abismo,

las aguas amargas me rodearon hasta el alma,

la ova se enredó en mi cabeza,

llegué hasta las raíces de los montes,

la tierra echó sobre mí sus cerraduras para siempre...

(¿Para siempre?)

Quiero decir que he estado en el infierno...

De allí traigo ahora mi palabra.

y no canto la destrucción,

apoyo mi lira sobre la cresta más alta de este símbolo...

Yo soy Jonás.

(León Felipe)

martes, 31 de agosto de 2010

QUÉ COMIAN NUESTROS ANCESTROS


Sally Fallon es la autora del libro "Nourishing Traditions: The Cookbook that Challenges Politically Correct Nutrition and the Diet Dictocrats" y Presidente de la Fundación Weston A. Price.
Este artículo, traducido por Mónica Gómez Santos nos plantea una posición nutricional laejada de la ortodoxia.


 
Las dietas bajas en grasa, predican los expertos de la medicina ortodoxa, han estado asociadas con buena salud y longevidad en todo el mundo desde el principio de los tiempos. La investigación de la fundación Weston Price demuestra, sin embargo, lo contrario. De los esquimales de Alaska a los robustos montañeses de los Alpes, del pueblo celta a los integrantes de las tribus africanas, el doctor Price descubrió que la grasa abundaba en la dieta de toda la gente indígena que gozaba de excelente salud. Cuando el doctor Price se embarcó en sus viajes alrededor del mundo en los años 30 todavía se podían encontrar esos grupos neolíticos. Pero nadie, por supuesto, ni siquiera el infatigable Dr. Price, puede visitar a nuestros ancestros del paleolítico, los llamados hombres de las cavernas. La carencia de evidencia directa de nuestros ancestros cazadores-recolectores, que por definición ni cultivaban la tierra ni practicaban la ganadería, permite conjeturas sin fin sobre las características de su dieta.

La escuela que avoca por la dieta baja en grasa predica que el hombre de las cavernas se alimentaba de carne magras acompañadas de abundantes alimentos vegetales, como brotes, raíces, frutas y hojas. Sin embargo, otros investigadores defienden que la grasa animal era el principal sustento del hombre de las cavernas, junto con la carne que la acompaña, y que la ingesta de alimentos procedentes del mundo vegetal era mínima. Ambas escuelas de pensamiento están de acuerdo que la dieta del hombre de las cavernas era espartana, y que carecían de alimentos salados o dulces.

El Dr. Walter L Voegtlin sostiene la teoría de la dieta abundante en grasa en su libro “La dieta de la edad de piedra”, publicado en 1975. Según él, los humanos son animales carnívoros, y la dieta de la edad de piedra era la de los carnívoros, es decir, principalmente grasas y proteínas, con la adicción de una pequeña cantidad de carbohidratos. (Acotación mía: ¿No os suena a Atkins?) Señala, que al igual que los perros que son carnívoros, el hombre tiene dientes caninos, molares estriados e incisivos en la mandíbula superior y en la inferior. Su mandíbula está diseñada para machacar y desgarrar siguiendo movimientos verticales. Debe masticar su comida y no es rumiante. La capacidad de su estómago es de 2 litros, tarda 3 horas en vaciarse, descansa entre comidas, carece de bacteria y protozoos, segrega largas cantidades de ácido clorhídrico y no digiere la celulosa. Su tracto digestivo es corto en relación a la longitud de su cuerpo, su cecum es disfuncional y su apéndice un vestigio. Su recto es pequeño, contiene flora bacteriana que provoca putrefacción y no contribuye al proceso digestivo. El volumen de las heces es pequeño; la eficiencia digestiva bordea el 100%, su vesícula biliar es activa y está bien desarrollada. Ambos, el perro y el hombre, se alimentan de forma intermitente y pueden sobrevivir sin estómago o colon.

La oveja herbívora, por el contrario, carece de caninos, tiene molares lisos e incisivos sólo en la mandíbula inferior. Su mandíbula está designada para moler y para los movimientos rotatorios. Rumiar y masticar son funciones vitales. Su estómago contiene 8 litros y medio, contiene bacteria y protozoos, nunca se vacía y produce poca cantidad de ácido clorhídrico. Su colon y su cecum son largos y de gran capacidad, el cecum desarrolla una función vital; la flora bacteriana del recto produce más bien fermentación que putrefacción; las heces son voluminosas, la función de la vesícula biliar (encargada de digerir las grasas) es muy poca o no existe, y la eficiencia de la digestión es del 50% o menos. La oveja se alimenta continuamente. No puede vivir sin el estómago o el colon. Su tracto digestivo es unas cinco veces más largo, en relación a la longitud de su cuerpo, que el del hombre y perro.

Voegtlin afirma que esas grandes diferencias entre la anatomía del hombre y la de los herbívoros hace que sean incapaces de adaptarse a una dieta basada en alimentos vegetales, en especial a los cereales ricos en carbohidratos, así como a una dieta abundante en productos lácteos, ricos en lactosa, predominen; y que todo el abanico de enfermedades modernas surge del abandono de la dieta de nuestros ancestros, basada principalmente en carne y rica en grasa. También señala que, con la excepción de las vitaminas C y K , todos los nutrientes esenciales se pueden obtener del reino animal, siendo la dieta del hombre de las cavernas más rica en vitaminas y minerales que la nuestra. Las comidas desvitalizadas que constituyen hoy en día nuestra dieta básica, como azúcar y harina blanca refinada, lo único que hacen es acelerar nuestro declive.

Una década más tarde, en 1988, el Dr. Boyd Eaton publicó un estudio en el que ldefendía que la dieta del hombre de las cavernas era baja en grasa, particularmente en grasas saturadas, baja en sal y rica en fibra de procedencia vegetal. Sus recomendaciones paleolíticas para una salud óptima eran, de hecho, muy semejantes a la que aconseja la Asociación Americana del Corazón. El típico perfil paleolítico de nutrientes, afirma, contenía el 33% de la energía procedente de las proteínas, principalmente, pero no únicamente de proteínas animales, 46% de carbohidratos y simplemente un 21% de grasa.

El periodista Joe Friel traduce los supuestos anteriores sobre los hábitos alimenticios del paleolítico en las siguientes pautas a seguir: seleccionar los trozos más magros de carne (si es posible carne de caza), recortar toda la parte de grasa visible en la carne, incluir pescado y aves, limitar el consumo de lácteos a productos desnatados, añadir cantidades moderadas de grasas monosaturadas en forma de aceites y crema de almendras, aguacate, avellanas, nueces de macadamia, aceitunas y nueces.

Sin embargo, mete en el mismo saco de las grasas a evitar tanto a las grasas saturadas como a los nuevos aceites hidrogenados. Según parece, el hombre de las cavernas, con una dieta de carne magra, raíces y frutas, seguía la dieta políticamente correcta baja en grasas. ¿O no? En una colección de ensayos publicada recientemente, “Cazadores- Recolectores de la edad de Hielo en las Montañas Rocosas” aprendemos que los cazadores-recolectores del continente norteamericano se alimentaban principalmente de los siguientes animales: mamut, camello, perezoso, bisonte, oveja de las montañas, así como pequeños mamíferos como castor, antílope, alce, caballo, llama, y algunos miembros de la familia de los perros. El mamut, el perezoso, la oveja de las montañas, el bisonte y el castor son animales que tienen una capa muy espesa de grasa subcutánea, así como muchas especies de osos y cerdos salvajes cuyos restos se han encontrado en numerosos yacimientos del paleolítico en todo el mundo. El bisonte y el camello tienen jorobas compuestas principalmente de sebo. Y lo que es más, si los hábitos nutricionales de los actuales cazadores-recolectores africanos pueden servirnos de indicador, los cazadores del paleolítico preferían las porciones grasas de los animales incluyendo órganos, cerebro, lengua, pies y médula.

Los restos arqueológicos indican que mientras que la carne de los gamos muchas veces no era consumida, los huesos más grandes se llevaban al campamento donde se cortaban en trozos para extraer la médula. Los órganos se consumían frecuentemente crudos al momento, pero la carne procedente del músculo se secaba para preservarla, o se mezclaba con sebo para hacer pemmican.

Algunos investigadores creen que la preferencia del hombre de las cavernas por los cortes ricos en grasa de los animales que abatía le llevaron a matar mamuts con el único fin de extraer sus lenguas ricas en grasa, lo que resultó ser un factor primordial en la extinción de los grandes mamíferos, como mamuts, perezosos y rinocerontes.

Los huesos de oso abundan en muchos yacimientos. La arqueóloga Myra Shakley descubrió un importante yacimiento del neandertal en Hungría donde el 90% de los restos eran de oso. Los restos de estos animales se trasportaron enteros, no en porciones como se hacía con otros animales, y la manera en la que se cortaron sugiere que se quitó la piel del animal. Obviamente, las pieles se usaban para protegerse de los rigores del clima imperante. La grasa subcutánea no se desperdiciaba; de hecho, se usaba para conservar otros alimentos. Se han encontrado altares con calaveras de oso en los Alpes suizos que datan de hace 75.000 años, lo que indica que el oso era venerado como un animal sagrado.

Los actuales cazadores-recolectores, al igual que los del pasado, poseen una sabiduría dietética mayor que la mayoría de los actuales expertos en nutrición. Ellos sabían que una dieta pobre en grasa conducía inexorablemente a la debilidad, la enfermedad e incluso la muerte.

Steffanson, que estudió a los esquimales y a los indios del norte, reportó que cuando la carne magra del reno era la única disponible, la ansiedad se extendía en el poblado. Los nativos eran conscientes que si se alimentaban de carne magras durante más de un mes, sin añadir ningún animal marino o pescado graso, enfermarían o les volverían más vulnerables a la enfermedad. Las antiguas tribus del oeste americano no cazan al bisonte hembra en primavera, porque las hembras preñadas, o que amamantan a sus crías queman sus reservas de grasa durante los meses de invierno. De hecho, la mayoría de las cacerías de bisontes ocurren a finales del verano y del otoño, cuando los bisontes engordan de forma natural en la hierba de las praderas.

El antropólogo Leon Abrams explica que los aborígenes desechan los canguros que matan si descubren que no tienen grasa suficiente. Los miembros de la expedición Randolph Marcy de 1856 a Wyoming se debilitaron y enfermaron tras seguir la dieta correcta baja en grasa de 3 kilos de carne magra de caballo y mula al día.

El Dr. Wolfgang Lutz relata que una forma muy eficiente de eliminar a los prisioneros políticos en América Central y América del Sur es alimentarles con una dieta compuesta únicamente de carne magra. No tardan en sucumbir tras una severa diarrea. La explicación es que las grasas contienen nutrientes como la vitamina A que el cuerpo necesita para utilizar los aminoácidos y los minerales de los alimentos. Sin grasa en la dieta, el cuerpo consume rápidamente sus propias reservas de vitaminas solubles en grasa. Cuando estos nutrientes esenciales se agotan, el organismo humano no puede luchar contra la enfermedad.

¿Era la dieta del hombre de las cavernas simplemente abundante en grasas no saturadas y baja en saturadas? La grasa del antílope y de reno es un 50% saturada, como lo es la carne de la oveja montañesa. Todos los rumiantes contienen grandes cantidades de grasa saturada porque los protozoos de su voluminoso tracto digestivo son muy eficientes saturando los aceites que se encuentran en las plantas, tanto si proceden de heno seco, hierba verde o de maíz (por supuesto, la carne de animales alimentados de forma natural es más rica en vitaminas y minerales). El bisonte se cazaba a finales del verano y en otoño cuando su reserva de grasa era mayor. Los animales que pastan pasan varios meses comiendo hierba rica en carbohidratos, que comienza a madurar en el mes de mayo.

La carne del camello, perteneciente a una especie que los neandertales llevaron a la extinción tras someterlos a una caza masiva, tiene un 63% de grasa saturada. Exactamente la misma que la carne del cerdo. La carne de los riñones, que hoy en día evitamos, pero que el hombre de las cavernas no habría desdeñado, es también muy rica en grasas saturadas. Los riñones de búfalo contienen un 58% de grasa saturada, los del antílope 65%, los del alce 62% y los de la cabra de las montañas 66%. En la médula del reno predominan las grasas monoinsaturadas, con una pequeña cantidad de poliinsaturadas, pero aún así contiene un 27% de grasa saturada. No se dispone de datos sobre la lengua de los elefantes, pero la lengua de la vaca tiene un 45% de grasa saturada. En los osos, que aportan el 48% de las calorías como grasa, predominan las grasas monoinsaturadas, de la misma clase que las que encontramos en aceitunas, almendras y otras nueces. El marisco en las regiones costeras también habría proporcionado al hombre primitivo grasas, particularmente los necesarios ácidos grasos Omega-3. Los insectos, larvas y gusanos habrían supuesto una fuente de grasa adicional en todas las regiones excepto en el ártico.

Por lo tanto, los defensores de la dieta de alto contenido en grasa son los ganadores más probables del gran debate paleolítico sobre la grasa, pero estaban probablemente equivocados en su creencia de que las plantas, en especial los granos, son nuevos en la dieta humana. En yacimientos paleolíticos se han encontrado restos de alimentos vegetales como semillas, bayas, raíces, hojas y bulbos. Las semillas de girasol, semillas de pera, amaranto y pino se han encontrado en yacimientos de las Montañas Rocosas. Los hombres primitivos de América y Europa consumían varios tipos de nueces. La cantidad de alimentos de procedencia vegetal varía según el clima y la localidad. Obviamente, éstas eran mínimas en los climas árticos, pero jugaban un papel importante en las regiones tropicales. Por supuesto, las nueces proveían de grasas adicionales. Las nueces de pecan, que los indios del sudeste consumían en grandes cantidades, proporcionan un 85% de calorías como grasa. En las regiones tropicales las nueces de la palmera y los cocos también aportaban ingentes cantidades de grasa saturada.

Los cazadores-recolectores de hoy en día emplean métodos especiales para preparar las comidas ricas en carbohidratos. Las bellotas, por ejemplo, se dejan en remojo en agua y cal para eliminar los taninos; los tubérculos se entierran en el suelo o se cocinan en las cenizas del hogar; las semillas también se dejan en remojo y se someten a procesos de fermentación. Se puede asumir fácilmente que los antiguos cazadores-recolectores empleaban técnicas similares para neutralizar los numerosos inhibidores de enzimas, irritantes y sustancias que bloquean la absorción de minerales presentes en los tubérculos y las raíces. De hecho, una parte importante del día de la mujer primitiva se empleaba en dichas preparaciones como moler, cribar, fermentar y preparar diversos tipos de raíces y semillas comestibles. Los hombres, por otro lado, dividían su tiempo entre peligrosas partidas de caza, en los que la fuerza física era primordial, y periodos de inactividad en los que reparaban sus armas y cotilleaban.

Por tanto, las comparaciones entre el tracto digestivo de los humanos y el de los animales, aunque interesante, no nos cuenta toda la historia. El hombre puede beneficiarse de muchos nutrientes contenidos en las plantas, siempre y cuando los prepare de forma adecuada. Los métodos de preparación primitivos como moler, dejar en remojo y fermentar imitan los largos procesos que ocurren en el tracto digestivo de los herbívoros, que comienzan con sus molares lisos que machacan las plantas y finalizan con las bacterias que produce procesos de fermentación en el intestino. Los cazadores-recolectores del paleolítico tenían no sólo el sentido común de comer las partes grasas de la carne, si no también de preparar correctamente los alimentos del reino vegetal. El hombre moderno, particularmente el nutricionista actual, no lo tiene.

Los perros, aparentemente, fueron los primeros animales domesticados por el hombre, o como la teoría más reciente sostiene, fueron los perros los que adoptaron al hombre y comenzaron a trabajar para él. Un hombre con 4 o 6 perros puede seguir la pista y abatir al animal salvaje más grande. Los perros hicieron que la caza fuera menos peligrosa, y permitieron a nuestros intrépidos hombres de las cavernas retroceder y matar a su presa mediante lanzas ligeras o flechas, en lugar de clavar físicamente la lanza en su presa. Pero el perro también habría ayudado al cazador a evolucionar a la fase del neolítico, manteniendo a las ovejas, al ganado y a las cabras formando rebaños, de forma que su carne grasa y su leche estuvieran disponibles durante todo el año. Dicha leche era mucho más rica que el tipo de leche de bajo contenido en grasa que hoy se produce con ganado criado para tal efecto. El neo-agricultor se basaría en sus papilas gustativas más que en la publicidad moderna, consumiendo los productos lácteos con toda su materia grasa intacta.

Si asumimos que las papilas gustativas no son superfluas, sino el modo que tiene la naturaleza de indicarnos la comida que necesita, examinemos la teoría de que el hombre de las cavernas satisficiera solamente los sabores amargos, ácidos o acres, y no los salados o los dulces. Varios estudios señalan que la miel, lejos de ser un manjar ocasional, jugaba un papel principal en muchas dietas primitivas. Los Hazda de Tanzania, los pigmeos Mbuti del Congo, los Veddas o Hombres Salvajes de Sri Lanka, los indios Guayaka de Paraguay, los Bosquimanos del sur de África y los aborígenes de Australia, valoraban mucho la miel, que consumían en enormes cantidades. Los indios de la costa este consumían grandes cantidades de sirope de arce, y lo usaban para preparar el pemmican.

Las bayas y los frutos silvestres son increíblemente dulces cuando están maduros, y se pueden conservar de diversas formas para su consumo a lo largo del año. Se dice que los alimentos fermentados de los esquimales son tan dulces como caramelos. El hombre primitivo no consumía azúcar refinada como nosotros, pero tampoco renunciaba al sabor dulce.

Igualmente difícil es imaginar que hubiera descuidado su gusto por los sabores salados, ya que la sal se encuentra de forma natural en la carne y en la sangre, y, al igual que los animales lamen rocas saladas, nuestro sensato hombre de las cavernas habría hecho lo mismo. Se puede obtener sal de forma sencilla rellenando una rama hueca con agua del mar y dejando evaporar la salmuera.

En regiones remotas, como por ejemplo el Himalaya o el interior de África, las cenizas ricas en sodio de las marismas se añaden a la comida. Se dice que la dieta de los miembros de la tribu Yanomami de la cuenca amazónica no incluye sal, por ello casi no excretan sal en la orina.

La leche es salada porque los animales necesitan sal para la producción de ácido clorhídrico en el estómago, así como para el desarrollo de la mente y del sistema nervioso. Sin sal la mente humana no se desarrolla completamente, y el hombre debe vivir, no de su ingenio, como el hombre de las cavernas, sino como un bruto, aunque haya nacido en la época moderna.

LA MAGIA DEL MICROONDAS

Es verdad que los microondas no tienen muy buena prensa, que si los miramos a cierta distancia parecen sacados de cualquier serie de ciencia ficción y que, entre otros usos sorprendentes,  protagonizan una  escena bastante espeluznante en la película "Kick Ass" 

Pues bien, desde el blog http://panyvarios.blogspot.com os traigo un uso del microondas que al menos a mí me sorprendió.
El tema empieza con una bayeta de cocina maloliente,con aspecto de zommbie y tacto entre babosillo y repelente, vamos, que a poco que hayas visto CSI, te pones los guantes de latex y usas pinzas para acercarte a ella. ¿os ha pasado alguna vez?
¿Qué hacer entonces? Pues recurrir al microondas.
¡Oh!!!!!
Tomamos la bayeta guarrilla, la mojamos con agua fría y la colocamos  bien extendida en un plato hondo, chorreante de agua y unas gotitas de fregaplatos.
Posteriormente la metemos en el  microondas, al máximo de potencia, durante 3 minutos.
Mientras tanto nos tomamos un té verde (Ojo, ha de ser verde, eh)
Sacamos el plato con la bayeta y la dejamos enfriar (de lo contrario nos arriegamos a quemaduras de primer grado). Una vez fría, le damos un buen frotado (si tiene manchas, pues el hervido a secas no se las quitará) y la enjuagamos bajo el chorro de agua.
Y ya.
Tenemos una bayeta totalmente esterilizada, desinfectada y desodorizada.

lunes, 30 de agosto de 2010

LA DIETA DE LOS PUNTOS

Quizá hayas oído hablar de ella, o conozcas a alguien que haya perdido peso contando puntos... ¿Pero sabes de qué va?
En primer lugar la dieta de los puntos te propone un plan de adelgazamiento  sano, que no descarta ningún tipo de alimentos, sin pastillas... que te recomiendae una vida activa.La dieta de puntos o Weight Watchers te ofrece:

  • Un programa estructurado para perder peso, que incluye dieta, ejercicio y terapia de modificación de conducta.
  • Una alimentación sana y equilibrada acompañada del ejercicio físico en la vida cotidiana.
  • Los objetivos del tratamiento y las expectativasse pactan con el paciente. (Se elige si se desea una pérdida de 0.5 kg. por semana o del 10% del peso de forma mantenida).
  • Se enfatizan los beneficios que reportan para la salud una pérdida del 10% del peso. Se establece un objetivo inicial de pérdida de peso.
  • La dieta propuesta es de tipo hipocalórico, acompañada de un incremento de la actividad física para logar un déficit del requerimiento energético de 500-600 kcal.
  • El eje del programa de alimentación de Weight Watchers es un sistema de puntos (POINTS®). Cada persona dispone de un número de puntos para consumir al día. se calculan en función del peso, sexo, edad, altura y actividad diaria.
  • Los cambios dietéticos se deciden de forma individualizada para cada "paciente"
  • Eln plan de alimentación es completo, equilibrado y variado. Más que menús estandar, es la propia persona la responsable de la selección de lo que come dentro de los parámetros que marcan su cantidad de  puntos que tiene asignados para el día y a condición de que coma equilibrado y variado.
  • Es un programa sencillo y compatible con la vida cotidiana.
  • Reduce la grasa de la dieta, en especial la saturada, aunque obligatoriamente hay que tomar una cantidad diaria de grasas sanas
  • La mayor ingesta de alimentos que se tomen debe proceder de frutas y verduras. El consumo de frutas y verduras tiene 0 valor POINTS®. Weight Watchers recomienda consumir al día cinco veces frutas y verduras (3 de fruta y 2 de verdura).
  • Hay que mantener alguna actividad física todos los días, incorporarla en las rutinas diarias. debe de ser un  ejercicio físico programado de intensidad moderada.En este punto se incide en las reuniones semanales, Weight Watchers, que además proporcionan un contacto fluido con el paciente para garantizar un reto difícil: el mantenimiento del peso conseguido,
Hay cuatro claves en el método:


1.- El programa de alimentación basado en punto: 

Es un programa flexible, sin ningún alimento prohibido. Todos los alimentos y bebidas tienen una valoración en puntos (POINTS®) basada en las calorías y las grasas que tienen. Cada persona, según su sexo, edad, altura y actividad física tiene un  número de puntos para consumir diariamente. El programa deja mucho margen de maniobra, de modo que cada persona pueda elegir como gasta sus puntos, auqnue el principal objetivo de Weight Watchers es que las personas cambien sus hábitos de alimentación de forma cómoda, gradual, y ante todo, saludable para combatir el sobrepeso y la obesidad. Por ello, dentro de esa libertad de elección, se recomienda consumir:
  • 5 raciones de fruta y verdura al día (3 de fruta y 2 de verdura)
  • 1,5-2 litros de agua
  • Alimentos ricos en calcio
  • Grasas saludables con moderación
  • Dieta variada sin alimentos prohibidos.
  • Cinco comidas al día
  • Sin medicamentos,  o alimentos sustitutivos
  • Se trata de aprender a comer de manera equilibrada, no necesariamente poco. Weight Watchers permite perder peso y mantenerlo sin pasar hambre, comiendo de todo, y comiendo lo mismo que nuestra familia y/o amigos sin tener que renunciar a un capricho ocasional y sin alterar nuestra vida social.

2.- La reunión

La reunión es un punto clave dentro del método Weight Watchers.  Se trata de reunir a personas con el mismo objetivo y asesorarles sobre cómo conseguir su peso ganando salud y calidad de vida.Las reuniones están dirigidas por monitoras formadas por Weight Watchers y que previamente han conseguido alcanzar su peso salud y mantenerlo siguiendo este método. Esto es para que puedan meterse en la piel de las personas que desean adelgazar y saben cómo ayudarlas a conseguir su peso final.En las reuniones se lleva a cabo el control de la pérdiada de peso y el proceso de mejora de hábitos tanto alimenticios como de actividad física. De esta manera proporciona  la motivación necesaria para continuar el proceso y alcanzar el objetivo final.En la reunión no sólo se aprenden conceptos nutricionales básicos, sino que se comparten trucos de cocina ligera, recetas, consejos para adquirir hábitos saludables (beber más agua, incrementar nuestra actividad física… etc)

3.- La actividad física

El sedentarismo es una de las causas que han llevado al sobrepeso y la obesidad. Por eso, el programa de Weight Watchers incorpora el ejercicio físico como parte de la rutina diaria. Se trata de  incorporar pequeños ejercicios en nuestra rutina como subir las escaleras  o bajarse una parada antes del autobús o andar a casa o al trabajo.En Weight Watchers, igual que para los alimentos y las bebidas, se puntua  la actividad física según su intensidad, de esa manera se ganan POINTS® de actividad. Tienen como objetivo estimular a hacer ejercicio y a su vez puede acelerar el proceso de perdida de peso o permitir algún capricho por un valor POINTS® controlado.

4.- Buenos hábitos

La motivación personal y la voluntad son elementos importantes a la hora de comenzar y seguir el método. Durante el proceso de adelgazamiento uno debe sentirse bien y mimarse. Es importante concederse todos los días algún “capricho”, aun cuando se trate sólo de pequeñas cosas.

Desde WW se insiste  en:

  1. La salud es lo primero, por esta razón no debe ponerse en juego a la hora de perder peso. No se trata de comer poco, sino de aprender a comer bien. Una alimentación sana, variada y completa incluye el consumo de todo tipo de alimentos y es la única manera de conseguir una perdida de peso gradual, saludable y a largo plazo.
  2. Es fundamental incorporar progresivamente actividad física a la vida diaria (pasear con las amigas, subir escaleras, salir a bailar) ¡todo vale!
  3. Ante cualquier duda Weight Watchers recomienda la consulta médica. Por esta razón ha colaborado en 2008 con la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria –semFYC- a través de un curso de formación online sobre consejo dietético, destinado a los médicos asociados.


CRACKERS DE ALMENDRAS

Ingredientes:
  • 1 taza y media de harina de almendra (375 mL)
  • 1/2 taza de semillas de sésamo crudas (125 mL)
  • 1 cucharadita de sal entera
  • 1 cucharada de aceite de semillas de uva (Yo uso aceite de oliva)
  • 1 huevo
Elaboración:
Precalentar el horno a 150ºC.
Mezclar bien en un bol las almendras con el sésamo y la sal.
Aparte, batir el huevo y el aceite hasta emulsionar bien (tipo mayo).
Añadir a la mezcla anterior con una cuchara, y amasar ligeramente con las manos hasta conseguir una masa compacta.
Ahora viene un paso clave, hacedlo tal cual o no saldrá nada:
Colocar la masa entre dos hojas de papel de horno, y pasar un rodillo por encima hasta conseguir una hoja de unos milímetros de grosor.
La última vez que lo hice pinté con clara de huevo el dorso de la lámina y la decoré añadiendo semillas: pipas de girasol y calabaza y más sésamo. Cuando tenga semillas de amapola las pondré también.
Colocar en una bandeja de horno sobre papel de horno, y hornear durante unos 15 minutos, o hasta que esté ligeramente dorado.
Sacar del horno y dejar enfriar.
Cortar en cuadrados de la medida que se quiera. Un truco consiste en señalar los cortes con un cortapizza o bien con un cuchillo antes de hornear

domingo, 29 de agosto de 2010

EXPERIMENTOS CON ALMENDRAS: AJO BLANCO

Cuando la dieta restringe o prohibe muchos alimentos, forzosamente hay que experimentar, adaptar o probar. Mi próximo experimento es el ajoblanco, un plato de la cocina del sur.
Evidentemente, debo tunearlo, por que hay ingredientes que no puedo poner. Los señalo en rojo, por si alguien lo lee y puede tomarse más libertades que yo a la hora de comer

INGREDIENTES:
  • 150 g 250 almendras molidas
  • 100 g miga de pan
  • 2 ajos
  • 100 ml aceite de oliva
  • vinagre
  • sal
  • 1litro agua de botella, no del grifo.
  • uvas y cuscurros de pan

PREPARACIÓN:
En un bol poner la miga de pan remojada en el vinagre, las almendras, los ajos, un chorro de aceite, sal y agua.
Triturar bien.
Probar la consistencia y el sabor, si os gusta con más ajo se le puede añadir alguno más.
Si está demasiado espeso añadir más agua y en caso contrario se puede añadir más miga de pan almendra.
Reservar en la nevera y tomarlo bien fresquito.

sábado, 28 de agosto de 2010

La humildad de las pipas

Las pipas  de toda la vida son las semillas de girasol. 
Este alimento comparte propiedades nutritivas con otras semillas (por ejemplo las de calabaza o sésamo).  
Las organizaciones de prevención y promoción de salud y nutrición recomiendan consumir entre 1 y 5 raciones de estos por semana de estos alimentos al natural. Con ello se previenen algunos riesgos de contraer  enfermedades cardiovasculares
La ración adecuada es de unos 25 gramos de pipas (peso neto, sin cáscara) cantidad que equivale a 50 gramos de pipas sin pelar. Esta cantidad se corresponde con unas 150 Kcal,  10 gramos de grasas insaturadas y 1,5 gramos  de fibra. 
Para comparar, una manzana grande ( de  200 a 250 g)  proporcionará unas 130 Kcal, y un vaso de leche, alrededor de 160 Kcal. 
De la composición grasa de las pipas destaca su riqueza en ácido gamma-linolénico (un nutriente esencial que el organismo es incapaz de fabricar  y, por lo tanto, es necesario aportar a través de la dieta).
Las grasas insaturadas contribuyen a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre, de ahí su apoyo a la reducción del riesgo deenfermedades cardiovasculares. 
Las pipas contienen una cantidad apreciable de proteínas vegetales (22 g/100 g) y son  una fuente  de minerales y oligoelementos. Además del potasio y el fósforo, las pipas sobresalen en comparación con el resto de frutos secos por su aporte de:
Hierro (6,4 g/100 g, el doble que la mayoría y sólo por detrás de las semillas de sésamo y los pistachos) Para aprovechar mejor ese hierro se recomienda  consiumir las pipas junto con alimentos ricos en vitamina C (cítricos, piña, fresas...)
Magnesio (387 mg/100 g, el mayor contenido). Las recomendaciones diarias de magnesio son de 350 a 450 mg, por lo que uno o dos puñados de pipas suponen un aporte excelente de este mineral (necesario para la relajación muscular y el desarrollo óseo).  
De las vitaminas, cabe reseñar:
Su riqueza en ácido fólico (227 mg/100 g) Es decir, tienen de dos a tres veces más que el  resto de frutos secos. Esta vitamina es imprecindible durante los periodos de crecimiento en los niños y, en particular, en los primeros meses de gestación. Por eso, el consumo de pipas es interesante para niños y para mujeres embarazadas.
Pero también la destaca su contenido en vitamina E, muy por encima del resto de frutos secos: 46 mg/100 g en las pipas, frente a 24 mg en almendras y avellanas o 7 mg en pistachos y cacahuetes. 
Igualmente las pipas contienen lignanos , ácidos fenólicos, colina y betaina, compuestos que acentuan el papel de los antioxidantes,  contrarrestando el efecto nocivo de los radicales libres que se generan el organismo y que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades degenerativas, cardiovasculares y cáncer. 
¿Cómo comprarlas?

Lo común es tomar las pipas a modo de aperitivo, a puñados, entre horas. 
Actualmente se nota una mayor presencia de pipas en diversos panes, a los que se añaden por encima y dan el gusto del fruto seco y una textura crujiente.
Una idea sana para fomentar el consumo de frutos secos es añadir un puñado o un majado de pipas a las ensaladas y a las cremas de verduras, que cambian de este modo a una textura crujiente. Mezcladas con otros aderezos, como el vinagre o el limón, la sal o el tamari, se aprovecha su componente graso y se añade menos aceite a estos platos. También se pueden adicionar pipas o mezcla de frutos secos a recetas de arroz,  cuscús y pasta, sobre todo para personas que siguen una dieta vegetariana, ya que aportan proteinas vegetales, al confluir en un mismo plato cereales y frutos secos.
Los postres a modo de pasteles, bizcochos o magdalenas, se prestan a usar las pipas como ingredientes que espesan la receta.
El mercado nos ofrece pipas con o sin sal e, incluso, aderezadas con condimentos y saborizantes diversos. Las pipas con sal añadida aportan cantidades importantes de sodio. En caso de  dietas bajas en sal, se recomienda comer las pipas sin sal.


jueves, 26 de agosto de 2010

QUÉ SON LAS GRASAS TRANS

Llamamos "aceite" a la grasa líquida y grasa a la sólida. Las grasas trans o hidrogenadas son producto de la industrialización de algunos aceites vegetales para solidificar los mismos y reducir el tiempo de oxidación.
Los ácidos grasos alteran su estructura y se convierten en “trans”.
Estas grasas trans tienen un efecto muy negativo en nuestro organismo, ya que reducen el colesterol bueno o cardioprotector y elevan colesterol malo.
Un consumo de 5 gr diarios de grasas trans ya es nocivo para nosotros
¿Y dónde están esas tridoras grasas trans?

  • Patatas fritas: Cada 150 gramos contienen 7 gramos de grasas trans
  • Hamburguesas:Cada 200 gramos tienen 3 gramos de grasas trans
  • Magdalenas: 1 gramo de grasas trans por unidad.
  • Galletitas: 2 unidades tienen 13 gramos de grasas trans (aunque no todas, de ahí la importancia de leer los ingredientes)
  • Margarina: 1 cucharada tiene 0.9 gramos de grasas trans
  • Barrita de cereal: 1 unidad presenta 0.4 gramos de grasas trans

Además, los alimentos fritos de forma inadecuada, es decir, cuando el aceite supera los 180ºC de temperatura o cuando el aceite es reutilizado más de 3 veces, también presentan grasas trans.

lunes, 16 de agosto de 2010

EL AMOR

martes, 10 de agosto de 2010

MEDICINA ORTOMOLECULAR

Mañana tengo cita con la Doctora Cala Cervera, especialista en nutrición ortomolecular. 
¿Conoceis algo del tema?  
Es una terapia que acentúa el uso de vitaminas, minerales y oligoelementos por encima de los umbrales recomendados por la OMS (que serían sólo para evitar la carencia, pero nopara alcanzar un estado óptimo de salud y/o la curación de alguna dolencia).
Muchas dietas típicas son escasas para la salud a largo plazo. La nutrición es lo primero en los diagnósticos y tratamientos de medicina ortomolecular, y los medicamentos se utilizan solamente para indicaciones específicas. 
El término "nutrición ortomolecular" es reciente, de 1968, y se debe a Linus Pauling.
Aunque la Sociedad Internacional para la Medicina Ortomolecular tiene entre sus miembros y autores muchos doctores oficialmente entrenados, la medicina oficial, ve la mayoría de las terapias ortomoleculares como escasamente probadas para el uso clínico, tanto por la carencia de estudios oficiales como por los conflictos de los estudios realizados, además de la falta de pruebas sobre su efectividad. También se la critica como peligrosa, alegando que las cantidades de vitaminas y minerales que la medicina ortomolecular administra a sus pacientes, puede causar exceso de vitaminas. Además, se alega que los postulados son falsos porque las enfermedades son causadas por virus y bacterias.
¿Qué busco yo en esta terapia?
Sencillo, encontrar un modo sano de comer, un estilo de vida lo más natural posible y un mayor conocimiento de mi organismo.
Seguiré informando

GERALT